¿ES CORRECTO EL VERBO «FRUCTUAR»?
El verbo fructuar se oye a veces en América. Significa ‘producir fruto’.
Como no se halla en el DLE, suele tacharse de bárbaro. Suponemos que algunos críticos también lo echarán a anglicismo, ya que en inglés existe el verbo to fructuate, que, aunque arcaico, sigue oyéndose algo hoy en día
Nosotros, como de costumbre, antes de emitir juicio alguno, lo que hacemos es acudir a las fuentes antiguas, pues sabemos que hay infinitas palabras que se asentaron hace siglos en español —que son, por tanto, castizas— y que no están recogidas en el diccionario de la RAE.
Y así, si buscamos en los libros de los siglos XVI y XVII (los de la época clásica) que están digitalizados en Internet, hallaremos algunos ejemplos del uso antiguo de fructuar, no solo en España, sino también ya en la América hispanohablante.
En primer lugar, encontramos que el español Gabriel Pérez del Barrio Angulo empleó varias veces dicho verbo en su obra Secretario y consejero de señores y ministros, publicada en 1645. Valgan las citas que copiamos a continuación como prueba:
- «A los curiosos y deseosos del bien universal, dando noticia del afecto, intención y celo con que sale al mundo este Secretario y consejero, deseando desterrar vicios y plantar virtudes, fructuando universales beneficios» (a manera de prólogo o introducción, al principio del libro).
«Pompeyo y Polícrato certifican las peregrinaciones del doctísimo Pitágoras buscando, cuidadoso, doctrina y leyes que fructuasen su ciudad» (folio 4 de tal prólogo o introducción).
«… y en todas ocasiones se muestre fructuando beneficios, enmendando dañados tratos de estos tristes y afligidos tiempos, y dando vida a los progresos de la naturaleza…» (folio 170 vuelto).
«… para que a todos agrades y obres en sus entendimientos, gustos, inclinaciones y costumbres desterrando daños y fructuando beneficios…» (folio 334 vuelto).
Ya en América, hallamos ejemplos del uso de este verbo en los Apuntamientos del estado antiguo y moderno de Guancavelica, de Francisco de Oroz [1666]:
- «Un raro portento se cuenta de esta mina: sucedió que, habiéndola descubierto un hombre pobre, se la quitó por pleito otro rico; a petición del pobre se leyeron censuras para que el que supiese de este derecho declarase, y permitió nuestro Señor que desde el día que se leyeron no fructuó oro ninguno…» (folio 5).
«Conociendo el señor virrey don Francisco de Toledo que este asiento fructuaba poca cantidad de azogue —para la mucha que pedían los minerales de plata— mandó devolver a Guancavelica al dicho señor Loarte a que ajustase otro…» (folio 7 vuelto).
«… pero, como unas y otras labores no fructuaban —ni podían— el azogue necesario para el reino, hizo información de la poca duración que tenían las que estaban corrientes y de cuán baja ley eran los metales que de ella se sacaban…» (folio 20 vuelto).
«Ocioso me parece exagerar lo mucho que importa mirar por la conservación, perpetuidad y buen avío de mina que tantas riquezas fructúa y ocasiona…» (folio 38).
Y fructuar también está en la obra del gran historiador Lucas Fernández de Piedrahíta, natural de Bogotá, que escribió la Historia general de las conquistas del nuevo reino de Granada [1688]:
- «… queriendo aprovecharse el obispo, propuso a Briseño lo mucho que convendría dar medio para que se reformase la exorbitancia de los tributos que de los indios cobraban sus encomenderos, pues, siendo arbitrarios —como lo habían sido hasta entonces—, ni tenían caudales para contribuir a su antojo ni era paso aquel para mantenerse en las Indias, que últimamente había de ser con el trabajo de sus naturales, cuya conservación pendía de tantearlo; de suerte que, no faltando a un moderado tributo, pudiese fructuarles también para el sustento de sus familias» (página 527, columna 2).
«En toda su comarca no se han hallado otras minas que de cobre y plomo; es muy abundante en algodón y a propósito para ingenios de azúcar. Pero señálase más en los grandes ingenios y mejores genios de los que nacen en su clima; y es muy de reparar que, estando tan inmediata a la ciudad de Muzo, en que se crían esmeraldas, esta vaya siempre a menos en vez de que sus minerales la lleven a más, y La Palma florezca en caudales cuantiosos que fructúa el trato de lienzos y conservas» (páginas 563, columna 2, y página 564, columna 1).
A vista de tantas y tan claras pruebas de la casticidad del verbo fructuar, no solo carece de sentido que se lo tache de bárbaro o anglicado, sino también que no tenga su lugar en el diccionario de la Academia.
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