«EXTRAMUROS» ES ADVERBIO, PERO ¿ES TAMBIÉN SUSTANTIVO?

En el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua se ha proclamado siempre que el vocablo extramuros es adverbio. Así, en la primera edición de dicho diccionario (llamado de Autoridades por ejemplificar el uso de cada palabra con citas de escritores clásicos), leemos lo siguiente:

«EXTRAMUROS. adv. con que se expresa que alguna cosa está fuera del recinto de una ciudad, villa o lugar. Es voz puramente latina: extramuros. Lat., suburbane. ZÚÑIG., Annal. Año 1603. núm. 2. “Fundó este año un nuevo convento de la religión de Santo Domingo, extramuros desta ciudad”».

No obstante, desde siempre se ha planteado la duda de si es correcto emplear el vocablo como sustantivo (y decir, por ejemplo, «nos hallamos en los extramuros de la ciudad»).


Antaño se solía criticar tal uso al no hallarlo recogido expresamente en el diccionario. Hoy en día, sin embargo, suele considerarse tolerable.

Nosotros creemos que lo que habría que hacer sería, antes de opinar, tratar de averiguar si extramuros era sustantivo en los siglos XVI y XVII (que es cuando el idioma queda fijado), ya que, si se descubre que así era, el debate carece totalmente de sentido: simplemente nos hallaríamos ante un uso castizo y legítimo que, por descuido o falta de documentación, no ha sido recogido por la RAE.

Pongámonos, por tanto, a buscar en los libros antiguos que se hallan digitalizados en Internet. Hallaremos algunas citas como las que copiamos a continuación:

«Doy cuenta y relación destos lugares sanctos que en esta ciudad sancta de Jerusalem y en sus extramuros son de nosotros, los religiosos y peregrinos visitados» (Antonio de Aranda, Verdadera información de la Tierra Sancta, según la disposición en que en este año de abril y quinientos y treinta el autor la vio y paseó [1533], epístola prologal).



«… y porque las estrellas son pequeñas centellas de su inmenso fuego, que, para adorno de sus extramuros, esparció en los orbes inferiores, erarios de su luciente pedrería…» ( Sueño de Antonio Maldonado en carta al rey nuestro señor [1646], folio 97).



«Apenas la luminosa antorcha y luminar mayor rompió sus luces y echó sus rayos al día, haciéndose prólogo del domingo dedicado a esta solemnidad, cuando volvieron las campanas al repique, sirviendo solo de júbilo al oído, no de despertador al sueño; porque nunca este madrugó tan anticipado como el proprio afecto, conmoviendo a toda la ciudad y sus extramuros, que, fervorosos, clamaban, o ya por gozar de la célebre procesión, o ya por gozar de tan ilustre aparato…» (José Millán de Poblete, Relación festiva, pompa solemne y célebre aparato con que la muy ilustre y siempre leal ciudad de Manila, metrópoli de las islas Filipinas, celebró devota, solemnizó obediente al mandato del rey n. s. Filipo IV el Grande, la votiva fiesta del patrocinio de la Virgen S. N., emperatriz de los cielos y tierra [hacia 1658], página 17 de la Relación, que carece de numeración).



«… que en esta ciudad y sus extramuros había tres admirables preseas y reliquias…» (Alberto de Velasco, Renovación por sí misma de la soberana imagen de Cristo, señor nuestro, que llaman de Itzimiquilpán [1688], folio 43).



«Llegó a los extramuros de Jericó la soberana majestad de Cristo…» (José de Altamirano y Cervantes, Sermón panegírico en la dedicación de una capilla a los siete santos príncipes de la gloria en la iglesia de Nuestra Señora de Guía extramuros, en Manila, folio 5 vuelto; incluido en la obra de Andrés Serrano Feliz memoria de los siete príncipes de los ángeles asistentes al trono de Dios y estímulo a su utilísima devoción [1699]).

En vista de tales citas, lo que hay que concluir es que siempre se ha usado extramuros como sustantivo y que, por tanto, podemos seguir usándolo.




Libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fechas de la consulta: 19 y 20 de abril de 2024).
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española [https://apps.rae.es/ntlle/SrvltGUIMenuNtlle?cmd=Lema&sec=1.0.0.0.0.], fechas de la consulta: la misma.