UNA POCA CANTIDAD

En algún manual de corrección de estilo recordamos haber leído que no debería decirse una poca cantidad en lugar de una pequeña cantidad. Aunque no se explicaba el porqué, suponemos que será la similitud de una poca cantidad con el a few quantity que usan a veces los anglosajones.

No obstante, basta que acudamos a la RAE para comprobar que lo criticado no es fruto de la moderna angliparla, sino que ya se empleaba antiguamente. Así, en el CORDE hallamos estas dos citas:


    «… es consejo de los más sabios no usar medicinas violentas ni otras que ruibarbo, agárico osen, como está dicho, dando a cada uno lo que le conviene, según el vicio del humor que abundare; y aun es necesario, con estas medicinas, añadir algún atemperante o alexifármaco para que, si se moviere mucha cantidad, se refrene y aplaque su fuerza, como no sea triaca, porque quita del todo el vigor del medicamento purgante; pero puédese mezclar con la purga una poca cantidad de una medicina, probada para esto, que se hace de simiente de hinojo y cominos, de cada uno dos dragmas; raíz de genciana, de trébol y esquinanto…» (Luis Mercado, Libro de la peste [1599]).


    «Las naves se han de agujerar al suelo en dos o tres partes para que se hinchan de agua, y después cerrallas muy bien porque no vayan al fondo. Y entonces conviene poner diversos instrumentos para vaciar la agua de las dos naves. Y cuando se ha sacado una poca cantidad, sacarse ha entonces, cuándo de la una, cuándo de la otra. Y así se irá levantando, cuándo del un costado, cuándo del otro» (Los veintiún libros de los ingenios y máquinas de Juanelo Turriano [1605]).


Y en otros libros antiguos que están digitalizados en la Red también hay ejemplos:


    «… como el labrador de una poca cantidad de trigo derramada en buena tierra —y después multiplicada con el beneficio de Dios— coge mantenimiento para su casa, el cual no pudiera tener con solo lo que antes poseía» (Juan de la Cruz, Diálogo sobre la necesidad y obligación y provecho de la oración [1555], página 440).

    «Porque fiar la persona de un rey o de los mayores señores de un reino en la fe y confianza de los que no son sus súbditos y que no lo aman ni precian —sino antes el servicio que le hacen es por una poca cantidad de dinero— este es un consejo asaz mal fundado» (Diego Gracián, De re militari [1566], página 68).




REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español [fecha de la consulta: 3 de septiembre de 2021] Libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta: la misma).

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