EFRACCIÓN

El sustantivo efracción (‘fractura’) tiene uso en lo forense. Así, se oye con cierta frecuencia en América la expresión robo con efracción.


Dicho vocablo suele tacharse de extranjerismo innecesario —forjado a imagen y semejanza de effraction, que pertenece al inglés y al francés—. En realidad de verdad, no es sino latinismo. Además, los hispanohablantes lo llevamos usando muchos siglos, como vemos en las siguientes citas, sacadas de obras escritas en la época clásica:

    «El suceso fue gravísimo y de gran descaramiento el desacato. Quebrantar las cárceles, sacar un delincuente y herir al teniente de corregidor: parece que no hay más que obrar contra el rey; y, sin embargo de tantos delitos, se portó tan detenido y tan recatado el consejo que solo manda que se encargue el castigo a su prelado, que enviase los autos y copia de la sentencia; y que, si el prelado se mostrase remiso, se recurriese al metropolitano. Ahora pregunto si el metropolitano anduviese también remiso… Claro está que este punto no pudo ignorarlo el consejo; pero como está poblado de varones tan justos y tan doctos, llegaron hasta donde tienen sus términos. Y saben que acá no se puede pasar de ahí. Aquel delito se cometió una vez y los delitos, no repitiéndose, no hacen los clérigos incorregibles. Aquella violencia, aquella herida y aquella efracción no hacen con propiedad motín; y, aunque digan que lo fue, no puede más que lo referido la justicia secular» (Gaspar de Villarroel, Gobierno eclesiástico y pacífico, parte II [1657], páginas 548, columna 2 y 549, columna 1).


    «Que es sacrilegio local todo acto con que se mancha la iglesia, como es dar muerte a otro, derramar sangre humana, la efusión ilícita y notoria del semen, la sepultura del descomulgado o no bautizado; también si se hacen en la iglesia algunos actos profanos que se oponen a su inmunidad, como son la negociación, concúbitos ilícitos, deshonestidades, sediciones, concilios seculares, albergar caballos, incendios, efracciones, robos» (Vicente Antonio Ibáñez de Aoiz, traducción de la Médula de la teología moral, originalmente compuesta en latín por Hermann Busenbaum [1667], página 73, columna 2; en la edición de 1674 está en la página 75, columna 2).


    «… por la fuga de la cárcel se indicia del delito, porque fue preso; pero, aunque se le da pena, no es por aquel delito, si por la efracción, que, según ella, será mayor o menor…» (Gaspar de Bujanda, Compendio de las leyes expedidas sobre la caza [1691], página 37).



El uso de este vocablo no merece, por tanto, crítica.



NTLLE de la RAE (fecha de consulta: 8 de julio de 2020).
Libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta: la misma).

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