EL QUE NO SE CONSUELA ES PORQUE NO QUIERE

Que el mundo, por obra y gracia de la llamada globalización, se está anglicanizando intensamente es algo que nadie con dos dedos de frente puede poner en duda.

Algunos se consuelan pensando que quienes hablan otras lenguas están peor que nosotros. Así, no es raro oír que en italiano se usan tantísimos anglicismos que, a su lado, la mayor parte los hispanohablantes pareceríamos puristas; tampoco es raro oír que los alemanes tienen que usar el inglés muchísimo más que nosotros.
Pero quienes de esta manera se consuelan solamente atienden a lo presente, y parecen presuponer que en lo futuro todo se mantendrá poco más o menos como hoy día; esto es, que los hispanohablantes no incorporaremos tantos pochismos como los italianos ni nos valdremos tanto de la lengua de Shakespeare como los alemanes; bien que, comoquiera que hubo un tiempo en que ni en la península itálica ni en la Germania se abusaba de lo inglés, y ahora sí, no cuesta imaginar que, si nosotros seguimos anglicanizándonos, acabaremos como quienes tienen por propias esas otras lenguas.

Por eso hay otros que dicen que debe considerarse inevitable que lo que recibe el nombre de globalización, yendo días y viniendo días, acabe alterando profundamente la situación lingüística del mundo: no solo porque los idiomas se llenarán de términos y expresiones inglesas, sino también porque reducirá enormemente el número de los que se hablan actualmente. A veces hasta se oye decir que esto último debe tenerse por bueno porque la proliferación de idiomas es cosa propia de los tiempos pasados —en los cuales los pueblos se hallaban aislados unos de otros— y que, por tanto, al paso que las relaciones internacionales se hagan mayores, parece natural que las lenguas con menos hablantes se extingan.

Pero quienes sostienen tan fríamente que es bueno o natural que los idiomas desaparezcan no nos aclaran por qué, en su opinión, solo van a desaparecer las lenguas con menos hablantes. ¿Acaso el italiano y el alemán —de los que antes hemos hecho mención— no deben entenderse también comprendidos en el número de los que corren peligro de ser sepultados en el olvido? Es obvio que sí, si en lo futuro se aumenta la influencia anglosajona en los pueblos que hablan italiano y alemán. Y, si tales idiomas, que gozan de autoridad y fama, corren peligro de extinguirse, ¿por qué no habría de pasarle lo mismo al castellano o español? ¿Solamente porque tiene cientos de millones de hablantes nativos? Basta que la flor y nata de los hispanohablantes empiece a usar el inglés habitualmente para que se condene a muerte al que parece idioma tan fuerte; y a tal cosa se puede llegar de una manera muy sencilla: haciendo que las nuevas generaciones estudien en inglés y usen habitualmente de dicho idioma con sus descendientes para que estos también sean bilingües —lo cual ya vemos que se ha comenzado a hacer hoy día—. Si a ello sumamos que, a diferencia de Francia, ni España ni las naciones hispanohablantes tienen política seria de defensa y expansión del idioma, no cuesta mucho imaginar que, si la globalización ha de aniquilar la mayor parte de las lenguas, hay más probabilidades de que sobreviva la de las Galias que la de Castilla.
Y, por otra parte, ¿por qué hemos de presumir que la llamada globalización permitirá que quede más de un idioma —el inglés— en el mundo? ¿Acaso, aunque se hablaran solo unos pocos idiomas, no se seguiría insistiendo en que la diversidad lingüística impide la comunicación entre todos los seres humanos?


Entradas recomendadas

Dejar un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contact Us

We're not around right now. But you can send us an email and we'll get back to you, asap.

Not readable? Change text. captcha txt

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies