NEGLIGIR

El verbo negligir (‘descuidar, desatender, no hacer caso, mirar con indiferencia’) se suele echar a galicismo, ya que parece forjado a imagen y semejanza del francés negliger.

No obstante, si bien se considera, la crítica no tiene mucho fundamento, pues en latín se decía negligere y, comoquiera que de tal lengua los hispanohablantes recibimos las voces negligencia y negligente, nada impedía que tomásemos también el verbo correspondiente —o que lo forjásemos por analogía—.

También es de notar que negligir no es parto de la modernidad. Ya se usó algo en la época clásica, como lo prueba la propia Academia, que en su CORDE produce la siguiente cita:

    «… el cual impedimento a mi parecer es suficiente y bastante para que V. M. no lo neglija y deje detrás por alguna cosa» (Prudencio de Sandoval, Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V [1604-1618]).



Y hallamos más ejemplos en otros libros antiguos:

    «… desta manera las amas y ayos con justo título por razón de la antigüedad demandarían para sí la mayor parte del amor y benevolencia: los cuales, por cierto, no son de negligir ni olvidar; pero deben ser amados y honrados por otra cierta manera» (Francisco Tamara, Traducción del libro de Marco Tulio Cicerón en que trata de los oficios, de la amicicia, de la senetud [1545], mantenida en las ediciones posteriores: así, por ejemplo, en la de 1546 —página 166—, en la de 1582 —folio 183 vuelto— y en la de 1774 —página 264—).

    «… y estas pondremos en el mausoleo de nuestro difunto Márquez en memoria de la infatigable vigilancia y singular cuidado con que procuró siempre satisfacer a las obligaciones de su oficio: sin perdonar trabajos, fatigas ni desvelos; acudiendo, como nave velocísima, a cuantas partes le llamaba la necesidad; excitando con su ejemplo a las demás cabezas a que hiciesen lo mismo —porque, como le vían a él tan vigilante, negligiendo el sueño, la comida, el descanso y otros mil regalos en que se había criado, ninguno se atrevía a dejarse llevar de sus comodidades—. Y no solo a los suyos, pero a los mismos enemigos despertaba con su vigilancia» (Romualdo de Santa Ágata, Sermón en las honras del excelentísimo señor Márquez de Aytona [1635], páginas 24 y 25).


Este verbo se oye mucho hoy día en América.



REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español [Fechas de la consulta: 31 de julio y 10 de septiembre de 2020]
Libros de dominio público de GOOGLE BOOKS y Biblioteca Digital Hispánica (fechas de consulta: las mismas).

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