DARSE A LA FUGA
La expresión darse a la fuga (‘huir, fugarse’), que tiene muchísimo uso, algunos críticos la han tachado de impropia.
Pero darse a la fuga se ha dicho siempre, como podemos ver en las siguientes citas de autores de la época clásica:
«… si el uno dio en manos de la negación por no haber querido darse a la fuga, el otro, por haberse dado a la fuga, escapó de las manos de la negación» (Francisco de Linaza, Discursos panegíricos para diversidad de misterios y santos [1658], 296, columna 1)
«¿Qué cosa es que al romperse aquellos vasos en que iban resplandecientes antorchas, como se cuenta en la sagrada historia de los jueces cuando la conquista de Jericó, llenos de temor y asombro, se dieron a la fuga los enemigos?» (ibidem, página 399).
«… porque, habiendo recuperado Jerónimo de Fiesco —hijo de Juan Luis— con dos mil infantes y algunos caballos el lugar de Rapalo, yendo a intentar a Reco, se encontró con la gente que venía en socorro de Génova y, sin combatir, se dio a la fuga…» (Otón Edilo Nato de Betissana, traducción y compendio de la Historia de Italia, de Francesco Guicciardini [1683], página 285).
«Pero el conde de Pitillano, con los más, se abstuvo de entrar en el conflicto: o porque, según decía, al intentarlo le impidieron y desordenaron con el choque los que se dieron a la fuga; o, como la fama divulgó, desconfiado de vencer —y, desabrido de que el Albiano, en perjuicio de su autoridad, emprendiese tal resolución— tuvo por más conforme a prudencia salvar aquella parte que perder el todo…» (ibidem, página 325).
«… el conde Souches acometió fuertemente a los contrarios, que, no pudiendo resistir el valor de los nuestros, se dieron a la fuga» (Francisco Antonio de Montalvo, Historia de las guerras de Hungría desde el año de 82 hasta el de 88 [1693], página 92).
Su casticidad, por tanto, no puede discutirse.
NTLLE de la RAE (fecha de consulta: 23 de noviembre de 2019).
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