¿«CATEQUESIS»?

De la voz de origen griego catequesis (κατήχησις; en latín, catechesis) refiere el DLE que es lo mismo que catequismo (‘ejercicio de catequista’, ‘arte de instruir por preguntas y respuestas’ y ‘catecismo’). Tiene tantísimo uso que a cualquier hispanohablante al que le preguntásemos no se le ofrecería la más mínima duda de su casticidad; y de fijo que hasta añadiría que catequesis debe de contarse entre las palabras más antiguas del idioma.

¿Qué diría ese hispanohablante cualquiera si le descubriésemos que catequesis no se introdujo en el diccionario de la RAE hasta 1899? Y lo que es más: ¿qué diría si le descubriésemos que el vocablo recibió críticas por considerarse poco español?

Así, el jesuita Juan Mir y Noguera, que fue uno de los puristas más radicales de principios del siglo XX, comentó con cierta mordacidad:

    «Hasta hoy no había sonado la voz catequesis, en cuyo lugar decíamos catecismo, doctrina cristiana, a ejemplo de los clásicos. Pero la erudición moderna raya tan alto que ya no bastan vocablos vulgares, menester es desentrañar el diccionario griego para usurparle dicciones que roben la admiración por su novedad».


Y, como burlándose de sí misma, la propia RAE, en su inacabado diccionario histórico de 1933 – 1936 (inacabado porque la guerra civil española lo impidió), para acreditar que la voz era castiza puso la cita de «hasta hoy no había sonado la voz catequesis» del padre Mir y Noguera. Ninguna más.

A vista de esto, ¿quién no pensaría que tenía razón el padre Mir y que catequesis se debió de introducir en el siglo XIX por mero afán de novedad? ¿Y quién no pensaría que parece que en nuestro idioma se pueden meter todas las voces que a los hablantes se les antojen, aun cuando se tengan otras que expresen lo mismo, y que la RAE les acaba dando la aprobación tarde o temprano?

Pero, precisamente, para que nadie caiga en la tentación de valerse de este razonamiento para legitimar la anglicanización —y, por tanto, la destrucción— de nuestro idioma, nosotros nos hemos dedicado a buscar catequesis en los libros de los siglos XVI y XVII (la época del español clásico) que están digitalizados en Internet, y hemos descubierto que la palabra sí que tenía uso —muy poco, pero tenía—.

Así, el escritor Melchor Prieto publicó en 1622 una obra titulada Salmodia eucarística, en la que leemos:

    «… y, siendo así en la doctrina del glorioso padre san Agustín que omnis Christi actio instructio nostra est, todas las acciones de Cristo Nuestro Redentor son una catequesi, cartilla y enseñanza nuestra…» (página 33, columna 2).


Y Diego Niseno, en el tomo I de Asuntos predicables para todos los días de Cuaresma, con algunos sermones añadidos [1631], también la emplea:

    «Iba el glorioso padre hablando de la muerte y hacía un capítulo a sus religiosos en que trataba desta materia, y el título que da a la muerte es llamarla eximia catechesis, frugia admonitio: el mejor sermón, el mejor aviso que hallarse puede. Porque para persuadir a buena vida no hay predicador como la muerte.

    »Tiene particular sal y donaire llamar el santo a la muerte catequesi: eximia catechesis. Cuando acá queremos decir que a uno le hemos de persuadir a una cosa dificultosa, decimos “a fulano yo le catequizaré”, esto es, “yo acabaré con él cuanto quisiere”…» (página 8, final de la columna 1 y principio de la 2).


La única particularidad digna de notar es que entonces se usaba la forma catequesi —sin la ese final—, como era normal hacer con otras voces griegas (y, por ejemplo, crisi en lugar de crisis, se ve mucho en los libros de aquella época).

Por otra parte, podemos comprobar que, pasada la época clásica, catequesis se siguió usando —también poco—. Recogemos a continuación una cita que hemos hallado de un escritor del siglo XVIII:

    «Los catecúmenos del primer orden eran despedidos de la iglesia luego que el obispo acababa la catequesis o instrucción…» (Manuel Villodas, Análisis de las antigüedades eclesiásticas de España para instrucción de los jóvenes, parte I [1796], página 227).


Luego la Academia en 1899 no hizo otra cosa que llevar a su diccionario una palabra que desde tiempo muy antiguo tenía uso, y no introdujo ninguna novedad.




REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: NTLLE (fecha de consulta: 2 de febrero de 2024).
MIR Y NOGUERA, J. Prontuario de hispanismo y Barbarismo , Sáenz de Jubera Hermanos, Madrid, 1908 (disponible en archive.org).
Libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fechas de consulta: interrumpidamente desde 2013 hasta el 2 de febrero de 2024).

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