INNAVEGABLE
El adjetivo innavegable, según el Diccionario de la lengua española, solo significaba ‘no navegable’, de suerte que podía decirse río innavegable, mar innavegable y poco más. A pesar de ello, algunos aplicaban el adjetivo a las naves que no podían navegar, sentido que la Academia acabó reconociendo, pero no por prurito de novedad, sino porque era tan castizo como el otro. Así, se ven ejemplos en la obra del escritor clásico José de Veitia Linaje, Norte de la contratación de las Indias Occidentales, publicada en el año de 1672:
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«… comoquiera que, si entrase en la bahía de Cádiz navío que viniese innavegable, estuvo mandado que descargase allí» (página 83, columna 1).
«… se extendió a que, si de otras cualesquiera partes entrasen allí naos destrozadas e innavegables y tales que no pudiesen estar para poder entrar por la barra de Sanlúcar, descargasen; y que el oro, plata, perlas y dineros se llevasen por tierra a Sevilla con el registro…» (página 188, columna 1).
«Si se perdiere nao viniendo de indias o, por innavegable, descargare en algún puerto, de suerte que, estando todo en salvo no puedan hacer dejación los dueños a los aseguradores, estos, en tal caso, han de pagar todas las averías, costas y gastos que se hicieren hasta poner en Sevilla lo asegurado…» (página 214, columna 1).
«Entiéndese que la nao está innavegable cuando, habiéndose hecho dejación ante la justicia, con su licencia se descarga y quedan allí las mercaderías…» (páginas 214, columna 2, y 215, columna 1).
Textos sacados de libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta: 26 de octubre de 2018).