SEXO DÉBIL, BELLO SEXO
Hace algunos años se le pidió a la RAE que cambiase el sentido de la expresión sexo débil (con la que, desde finales del siglo XVIII, se solía designar al conjunto de las mujeres). La Academia accedió a añadir que se usaba con intención despectiva o discriminatoria.
De lo que nadie se acordó entonces fue de que tanto sexo débil como bello sexo —expresión también empleada para referirse a las mujeres— a algunos críticos de los siglos XIX y XX les parecían serviles imitaciones del francés (pues los franceses, en efecto, dicen sexe faible y beau sexe) y, por tanto, galicismos merecedores de dura condena.
Respecto de este debate olvidado sobre la casticidad de tales expresiones, la RAE ha demostrado que, aunque no exactamente esas mismas, sí se usaban otras muy similares desde tiempos antiguos.
Así, en su CORDE, leemos estas:
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«No perdona a los niños inocentes; no al flaco sexo, no a la edad crecida» (Juan Rufo, la Austriada [1584]).
«¡Que en los límites últimos del orbe,/ armada la hermosura,/ nuestro valor estorbe/ y en trance de tan bélica fortuna/ nos ponga una república que, sola,/ sin admitir varones,/ forma del sexo frágil escuadrones/ y se atreve a sacar sangre española!» (Tirso de Molina, Amazonas en las Indias [1632]).
Y en otros libros hallamos más ejemplos, como este de otra comedia de Tirso de Molina:
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«Asaltamos la ciudad/ —que de nuestro fuerte dista/ dos leguas— y, entrando en ella,/ ni la inocente puericia/ ni la decrépita plata/ ni el sexo hermoso —que priva/ de las armas el furor/ y vence la cortesía—/ admitió sus privilegios/ porque igualmente la ira/ portuguesa añadió a Troya,/ si no lástimas, cenizas» ( Escarmientos para el cuerdo).
Y estos otros:
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«Vee la cadena que los dos reprime/ y llega presurosa al fuego ardiente./ Nota que aquella calla y este gime/ y que es el débil sexo más valiente./ Llora el cuitado porque más le oprime/ el daño della que su mal presente./ Ella, los ojos puestos en el cielo,/ muestra tener en poco el carnal velo (Juan Sedaño, traducción de la obra Gerusalemme liberata, de Torquato Tasso [1587], folio 24).
«Si el fuerte varón perece,/ al débil sexo es igual/ la pena igual que merece» (Juan Pinto Delgado, Poema de la reina Ester, Lamentaciones del profeta Jeremías, Historia de Rut y varias canciones [1627], página 240).
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español.
Biblioteca virtual Miguel de Cervantes [http://www.cervantesvirtual.com/], también consultado el 31 de diciembre.
Libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta: la misma).