INMERGIR

Los críticos tradicionalmente han rechazado el verbo inmergir, sinónimo de ‘sumergir’, que no se halla en el DLE, aunque tiene cierto uso —sobre todo en la América hispanohablante—.
Lo han tachado de barbarismo y de galicismo, ya que los franceses dicen immerger. Además, comoquiera que en los diccionarios anglosajones hallamos to immerge, podríamos considerarlo anglicismo.

No obstante, si reflexionamos un poco, caeremos en la cuenta de que el vocablo no es francés ni inglés, sino latino (immergere). Por otra parte, su formación es correcta y hasta lógica, pues nuestra lengua heredó –también de la latina— los sustantivos inmersión y sumersión, que significan lo mismo. Que la Academia hubiese recibido en su diccionario solamente el verbo sumergir, correspondiente a sumersión, no impide que formemos, a su imagen y semejanza, inmergir, que es el que le corresponde a inmersión.

Por si esto fuera poco, el verbo ya lo hallamos usado en la época clásica, que es cuando nuestro idioma adquirió sus cualidades actuales.

Lo vemos en estas dos citas de finales del siglo XVIII:

«Finalmente, del quinto género son los que, fuera de todas las obras de caridad, viven ya con su conversación en los cielos, aunque están con el cuerpo en la tierra, y están unidos y inmergidos en Dios —y Dios en ellos—; de tal suerte que entre Dios y ellos no hay medio alguno más que el tiempo y la condición de la vida mortal…» (Blas López, Traducción de las obras del iluminado doctor y venerable padre D. Juan Rusbroquio, tomo II [1698], página 217, columna 1).



«Hácese la incineración y reverberación de el mismo modo que se calcina el plomo. La de inmersión se hace inmergiéndolos en licores ácidos o corrosivos» (Juan Martínez de Zalduendo, Libro de los baños de Arnedillo y remedio universal [1699], página 327, columna 2).

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: NTLLE (fechas de consulta: 28 y 31 de enero de 2022).
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